En el año 2018, la isla de Lombok se vio devastada como consecuencia de la ocurrencia de un enjambre sísmico que dejó a una parte de la población en situación de extrema vulnerabilidad. Los dos terremotos principales alcanzaron el grado 7 en la escala de Richter. A estos, les sucedieron múltiples réplicas que afectaron al conjunto de la población. Fallecieron 560 personas, cerca de 1.584 personas resultaron heridas, más de 400 mil personas tuvieron que ser desplazadas de sus hogares. Unas 129.715 viviendas resultaron dañadas, más de la mitad de forma graves, así como 671 centros educativos, 52 hospitales, clínicas y farmacias y 128 lugares de culto. El coste económico de los daños, del que un 81% pertenece al sector de la vivienda, ascendió a 7,45 billones de rupias (456 millones de euros). Todo ello ocurrió en un contexto frágil, en el que las tareas de rescate fueron muy lentas y que bajo los escombros hubo personas fallecidas que permanecieron varias semanas antes de ser retiradas. La población se enfrentó a una crisis humanitaria de magnitudes incalculables.
Tan solo un año y medio después de esta tragedia, aparece una nuevo desastre que interrumpe de golpe la paulatina recuperación que estaba experimentando la isla de Lombok después de los terremotos; la pandemia COVID-19. Según diferentes estudios la tasa de mortalidad en Indonesia a consecuencia de la COVID-19, fue especialmente elevada, debido a la cultura y el comportamiento social, ya que, la población no está sensibilizada sobre las enfermedades infecciosas en general y no manifiesta una preocupación por su salud, lo que hizo que continuaran realizando sus actividades de forma normalizada y desoyendo las recomendaciones gubernamentales. A esto se le sumó la escasez de los productos de protección. Al mismo tiempo, se produjo un desabastecimiento en los supermercados de productos básicos como arroz, huevos y azúcar, una escasez de bienes y un aumento desorbitado de los precios. A nivel económico, los tres aspectos que han afectado y seguirán afectando a la economía de la provincia de Nusa Tenggara Barat fueron la disminución en picado del turismo, la devaluación de la rupia indonesia y la caída de las pequeñas y medianas empresas.
El proyecto Ayuda Humanitaria Lombok, se desarrolla en consonancia con el Objetivo al Desarrollo Sostenible número 3 (Salud y Bienestar) y el Objetivo al Desarrollo Sostenible número 10 (Ciudades y Comunidades Sostenibles). Este proyecto se desarrolló en coordinación con Endri Foundation y Yayasan Pondok Pesantren “Nurul Ijtihad Al-Ma´arif Nu”.
El objetivo principal de este proyecto es ayudar a superar la situación de crisis humanitaria a las comunidades más afectadas por los terremotos ocurridos entre los meses de agosto y septiembre de 2018, en la isla de Lombok y que, no habiéndose recuperado de las consecuencias de dicho evento y con las infraestructuras debilitadas, se tuvo que enfrentar a los efectos económicos, sociales y sanitarios provocados por la crisis de la pandemia COVID-19. Este proyecto se desarrolló desde el año 2020 al año 2022. Ha estado subvencionado de forma continua por el Cabildo de Cabildo de Gran Canaria y la Federación Canaria de Municipios. En el año 2020, se sumó la colaboración económica del ayuntamiento de Camargo, y en 2022, la subvención del ayuntamiento de Teror.
Resultados del proyecto:
- Dotación de filtros para purificar el agua a familias vulnerables para prevenir el riesgo de contraer enfermedades relacionadas con el consumo de agua no potable.
- Dotación de jabones y mascarillas a familias vulnerables para prevenir el contagio de la COVID-19.
- Dotación de productos de alimentación básicos a familias vulnerables.
- Se impartieron talleres de formación para la sensibilización de la población sobre la importancia del consumo de agua potable para la salud.
- Se impartieron talleres de formación para la sensibilización de la población sobre la importancia del lavado de manos para la salud y la prevención de la COVID-19.
FINANCIADO POR: